Los niños y niñas deben someterse de forma periódica a revisiones oftalmológicas para detectar cualquier posible problema de visión.
La mucosa nasal realiza una función purificadora del aire inspirado, filtrando y reteniendo las partículas extrañas que éste contiene. A la vez, durante la inspiración, la nariz proporciona al aire la temperatura y humedad adecuadas antes de llegar a los pulmones. Para mantener esta función de filtrado y acondicionamiento del aire inspirado es necesario eliminar de las fosas nasales el exceso de mucosidad. La limpieza de la nariz debe hacerse utilizando un pañuelo limpio y tapando alternativamente una ventana nasal y luego la otra, y sin expulsar el aire con excesiva fuerza o brusquedad.
Si la mucosidad es muy abundante, es difícil de eliminarla o produce una obstrucción al paso del aire, pueden utilizarse unas gotas de suero fisiológico vertidas en cada fosa para facilitar su eliminación.
Los niños deben adquirir la costumbre de llevar un pañuelo limpio y no tocarse la nariz con los dedos sucios.
Al igual que con los oídos, debe educarse a los pequeños para que no introduzcan objetos en sus orificios nasales.